Análisis de lodos: lo que es preciso conocer
Durante el proceso de depuración de aguas residuales, se produce la generación de lodos (o también llamados fangos), que concentran el material en suspensión y otros componentes del agua residual. Éstos, en una línea independiente a la línea principal de tratamiento del agua, serán tratados, almacenados y reutilizados (o, en caso de que no sean reaprovechables, desechados).
Para lograr reutilizar los lodos, sin que ello implique ningún riesgo, se ha de realizar previamente un análisis de sus propiedades y composición, que determinarán el uso que se le podrá dar (emisión a vertedero, uso agrícola, limpieza de calles, etc.)
Aunque no son considerados residuos peligrosos (a menos que contengan metales pesados, donde sí son considerados residuos peligrosos), es preciso realizar los controles procedentes, por ello, el análisis de lodos es un requisito normativo.
Parámetros a controlar
El análisis de lodos está orientado a determinar la presencia de metales pesados (cadmio, plomo, cobre, níquel, zinc, mercurio y cromo), microorganismos como Salmonella y E. coli, y otros contaminantes, como por ejemplo dioxinas. La existencia de estos contaminantes dependerá de la composición del agua residual que entra en la planta de tratamiento.
Si la finalidad del lodo tratado será el uso agrario, otros parámetros que se miden son la humedad, el pH, el hierro, el nitrógeno, el fósforo, el potasio, el calcio o el magnesio, con el objetivo de conocer la calidad del lodo como nutriente para cultivos agrícolas.
Asimismo, también se puede analizar los compuestos orgánicos emergentes, como determinados plaguicidas, compuestos orgánicos volátiles, hidrocarburos, compuestos fenólicos, etc.