El reto: controlar el ciclo integral del agua
La calidad del agua suministrada (dentro del ciclo integral del agua) afecta a la Salud Pública, de ahí la importancia de efectuar controles sanitarios y análisis de acuerdo a la frecuencia establecida en el Real Decreto 3/2023.
Tener el control de la calidad de agua implica hacerlo desde la captación hasta su saneamiento y regeneración: por ello, es necesario contar con los controles adecuados, y apoyarse en un laboratorio acreditado.
La disponibilidad del agua
El
ciclo integral del agua consiste en todo el camino que recorre el agua desde la captación en el medio natural hasta su vuelta al medio receptor. Implica una correcta gestión que involucra tratamiento de depuración para convertir el agua natural en apta para el
consumo humano y los diferentes tratamientos para que el agua utilizar sea devuelta al medio en las mejores condiciones para
evitar contaminación y preservar los recursos hídricos ya que son una fuente escasa.
El
ciclo integral del agua cuenta con 6 etapas:
- Captación: donde se toma el agua que tras el tratamiento se destinará al consumo humano de distintas fuentes: desde aguas superficiales, como los embalses, o de aguas subterráneas, como los acuíferos, o los pozos conectados. También puede ser de desaladoras.
- Tratamiento: se depura el agua bruta o cruda hasta cumplir los parámetros adecuados para el consumo humano. Para ello, se cuenta con ETAP (Estaciones de Tratamiento de Aguas Potables), donde se realiza el proceso de potabilización.
- Almacenamiento: una vez potabilizada y tratada, el agua se almacena en depósitos urbanos, conectados a la red de abastecimiento.
- Distribución: la distribución se divide en dos partes: red en alta y red en baja, La red en alta se encarga de llevar el agua desde las plantas potabilizadoras hasta la entrada de las ciudades, mientras que la red en baja es la que distribuye el agua desde los depósitos urbanos hasta cada domicilio.
- Saneamiento: la red de saneamiento se encarga de transportar el agua residual desde los domicilios a las plantas de depuración o EDAR (Estaciones de Depuración de Aguas Residuales), para su posterior tratamiento y reaprovechamiento.
- Depuración: tras llegar a las EDAR, el agua residual sigue un complejo proceso de tratamiento que permitirá que se pueda reutilizar para otros fines (como el riego), devolviéndolo al Medio Ambiente con el menor impacto posible.
El agua debe estar controlada, y cumplir los parámetros legislados en cada etapa. Para contribuir a ello, en Labaqua aplicamos todos los métodos de ensayo requeridos por la legislación, tanto físico-químicos como microbiológicos, capaces de detectar los contaminantes potencialmente peligrosos y que pueden comprometer el uso final que se le dará al agua.